Comenzó comprando tres estufas en 1995, para luego traer 800 a fines del 2002 y llegar a 20.000 en menos de cuatro años. Hoy, cuando ha pasado una década y media, su crecimiento es del orden del 40% - 50 % anual, en un mercado que mueve alrededor de US$50 millones al año.
Por Daniela Suau Contreras
Piloto profesional, deportista y empresario, nuestro emprendedor de esta edición, Bob Borowicz (37 años), es un cazador de oportunidades. Aunque, humildemente, asegura que el éxito de Toyotomi ocurrió “un poco por casualidad”, aquel impróvido olfato hoy le permite moverse en un suculento mercado de las estufas a parafina (láser), en el que la marca que representa goza de una participación –nada despreciable- del orden del 60%. ¿Cómo lo hizo?, te lo contamos a continuación.
Primeros años
Pese a que no recuerda ni una pizca de influencia emprendedora en su familia, Borowicz asegura que lo que sí tuvo claro desde siempre es que sería piloto. Por esto, siendo alumno de III° Medio del Colegio San Juan Evangelista, resuelve postular a la Fuerza Aérea de Chile (Fach), pero por un problema a la vista no pudo entrar. “Ahí decidí hacer el curso de piloto privado mientras estaba estudiando (…) Así, saqué mi licencia de piloto antes que la de conducir”, cuenta Borowicz.
Mientras juntaba horas de vuelo, en cuanto salió de IV°, ingresó como sobrecargo a American Airlines. Años después empzaría a volar en Fast Air, aerolínea que hoy es LAN Cargo. “Ahí comencé con el F8, un avión de carga muy antiguo, después pasé al Boeing 767 y a los dos años ascendí como capitán de éste, durante 10 años. Luego llegaron los triple 7 (Boeing 777F), uno de los modelos de carga más modernos del mundo. Súper grandes. Llevo un año volándolo y ahora soy subgerente de la flota en LAN Cargo”.
Nace Toyotomi
Durante 1995, trabajando en la aerolínea Alta, solía traerse varios aviones vacíos y en uno de sus viajes, un compañero de trabajo le pidió que por favor le trajera dos estufas a parafina. “Me insistió tanto que acepté. Aunque las encontré súper raras, como me habían hablado tantas maravillas, decidí traerme una para mí también. El modelo de aquel entonces, era el de mecha, que hoy, de cariño, nosotros llamamos Arturito”.
Una vez que se reunió con los representantes de Corona, en 1998 viajó a conocer las instalaciones en Japón y comenzó con las primeras importaciones. “Primero compré 30 estufas, puesto que no tenía ninguna expectativa de que fuera un negocio grande, sino más bien algo paralelo. Las primeras 30 me deben haber costado unos US$5.000 de la época”, que Bob Borowicz obtuvo de ahorros personales.
En cuanto a la importación, de 30 pasó a traer 70, después 150; hasta que en 2001, se decidió a ir a hablar con la gente de Sodimac: “El primer año no me pescaron, ni siquiera me escucharon y eso que conocía harto a los dueños”. Sin embargo, aunque el ingreso de las estufas al mundo del retail tardó, el posicionamiento avanzó a paso firme.
El gran salto
En junio del año 2002, logra finalmente convencer a Sodimac de venderles 200 estufas, pero antes debía mandar a certificarlas en Chile, lo que era necesario para ofrecerlas en las tiendas. “Las llevé y el certificado se demoró 10 días; período en el que se me acabaron las que tenía”. Así, al año siguiente se comprometió a traer un container de 440 unidades: 200 para la multitienda y 240 para su propia distribución.
Así llegó el año 2004, cuando Borowicz debió tomar otra decisión importante en torno a su negocio de las estufas a parafina. “Existía otra marca que se llamaba Toyotomi y que siempre veía en internet y en mis viajes. Eran un poco más caras pero tenían mejor aspecto y mayor diversidad de modelos. Así llegué hasta la gente que las distribuía en EE.UU.”.
La locura por las Toyotomi
Durante 2007, un año en el que el frío azotó fuertemente la zona centro - sur del país, ocurrió lo que hoy podemos llamar coloquialmente como el “fenómeno Toyotomi”: peleas de clientas que querían llevarse más estufas, que no alcanzaron a comprar o que eran capaces de viajar cientos de kilómetros porque supieron que en otra ciudad quedaban más ejemplares, se transformó en algo habitual.
Proyecciones
Pese a que hace tres años firmaron un contrato formal para contar con la representación de Toyotomi desde México al resto de Sudamérica, aún no han concretizado nada. Por esto, sus proyecciones actuales más bien van por la evolución de su producto.
13 de julio de 2010
Bob Borowicz: El fenómeno Toyotomi
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