Por Francisca Cordero Unghiatti.
Actualmente China cuenta con una pujante clase emergente, equivalente a 250 millones de personas, con un poder adquisitivo cada vez mayor, lo que significa una creciente demanda por bienes y servicios.
La situación en Chile además es cada vez mejor: se firmó un tratado de libre comercio con los nipones en 2005, que fue un hito en la canasta, “hoy se exportan más de 500 productos distintos a esta nación, contra los 344 que salían antes de la entrada en vigencia del TLC”, asegura Chihon Ley, director de Programas en Asia de la U. Adolfo Ibáñez,
Además, con la firma y ratificación del Acuerdo de Servicios complementario al TLC vigente desde abril de 2010, se multiplicaron las oportunidades “A los rubros tradicionales se agregan los de arquitectura, ingeniería, geología y educación, entre otros, que pueden ser perfectamente cubiertos por pymes exportadoras de servicios profesionales y que además tienen la ventaja de no ser emprendimientos intensivos en capital”, sentencia Chihon Ley.
A primera vista perece un negocio infalible sin embargo es bastante complejo y muy diferente a la realidad chilena, por lo cual se hace necesario buscar entidades especializadas para poder informarnos al respecto.
Para evitar decepciones, Félix de Vicente, director de Pro Chile recomienda informarse con la institución, “nuestra Oficina Comercial en Shanghai, monitorea constantemente este dinámico mercado para ofrecer todo lo necesario para tomar las mejores decisiones: investigaciones de mercado, regulaciones, normativas, tendencias y oportunidades de negocio, entre otras, son parte de los recursos que ponemos a su disposición”.
Ya evaluados ciertos criterios se deben buscar los rubros donde nuestra pequeña faja puede ser útil para el tigre asiático.
En primer lugar, la contingencia abocada al desarrollo de este país los ha llevado a la búsqueda de mejorar su cadena de valor en distintas industrias, para lo que “están buscando soluciones destinadas a sus procesos con lo que nace una demanda creciente de los servicios y tecnologías, además de un incremento del gasto en investigación y desarrollo en un promedio de 23,6% anual desde 2003 a 2008”, advierte Álvaro Echeverría, director de la Cámara de Comercio Asia Pacífico.
Por otra parte, luego del terremoto del 27 de febrero quedaron demostrados los altos estándares de calidad de nuestro país, tanto en ingeniería como construcción que ahora “representa un capital clave para situarnos como proveedores de estos servicios en mercados internacionales”, sostiene Félix de Vicente, director de ProChile.
También es fundamental entender que China re-exporta los productos al resto de Asia, representando la puerta de entrada al continente, tanto para el área textil, como para la agroindustria
Por último, como producto del poder adquisitivo ya mencionado, existe una gran masa de chinos que se abre al turismo. “Sólo en 2008, 45 millones de chinos salieron de su país, creciendo 12% en comparación a 2007 y con una proyección de 100 millones de turistas orientales al 2020”, asegura Julie Kim, Directora del Centro Asia Pacífico de la U. Diego Portales.
Para todos estos rubros es primordial conocer cómo funciona la cultura y tener paciencia ya que “China no es un lugar en el cual uno se instala a hacer negocios y te salen de manera simple, fácil y rápida. Todo lo contrario. Hay múltiples barreras”, declaró Sebastián Poli, fundador de la empresa IMEX Trading International en una entrevista para la Cámara Chileno-China de Comercio, Industria y Turismo; a lo cual agrega que “Una compañía extranjera en esas latitudes necesita con frecuencia de tres a cuatro años para obtener un resultado satisfactorio”.
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