
Copas de fútbol, juegos olímpicos e incluso rallyes, se convierten en importantes instancias para generar negocios. El Primer Mundo es un mercado para estas celebraciones, África se estrena como escenario, mientras que Sudamérica asoma como región de gran atractivo para el desarrollo de este tipo de eventos que son muy rentables para quienes participan en ellos.
En el mes del mundial de fútbol, vale la pena revisar cómo los grandes eventos deportivos se transforman en una oportunidad para fortalecer no sólo la economía del país sede y sus ciudades, sino también la de aquellas que clasificaron o donde sólo se disfrutará del espectáculo por televisión. Este juego, considerado la décimo séptima economía más importante del mundo, genera más de US$1.000 millones en ingresos al año, según el informe 2009, publicado por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA).
Santa sede
Para Sudáfrica los beneficios son muy variados, desde la inyección de capital para los servicios básicos como la hotelería y el turismo, hasta convertirse en ‘estrellas’ por un mes y, por lo tanto, “entrar en la mente del promedio del consumidor a nivel mundial”, señala Pablo Naranjo, líder de las áreas de Estrategia Competitiva y Marketing Estratégico de Marketview Business Consulting. El profesional sostiene que la situación debe entenderse desde el concepto más simple: “Cuando los productos se hacen más conocidos, la gente los compra, así ocurre cuando uno es el anfitrión, percibiéndose frutos más allá del tiempo que dura el evento”.
Para ejemplificarlo, el experto se refiere al boom ocurrido con Barcelona durante las Olimpiadas de 1992, evaluados en su momento como los mejores Juegos Olímpicos de la historia, en cuanto a lo que representó el espectáculo mismo, según el Comité Olímpico Internacional.
¿Cómo?, favoreciendo la fama de la ciudad como destino, no sólo para visitar sino estudiar y hacer negocios, que es en lo que se ha convertido hoy la capital catalana.
La copa más famosa
En el mes de la cumbre futbolística, se vive una fiesta donde todo lo que la rodea adquiere relevancia, especialmente en los 32 países que clasificaron al codiciado encuentro. En nuestro territorio, la primera preocupación de quienes no viajarán a presenciarlo, es cómo y dónde lo verán; con lo que las marcas tecnológicas han engrosado notablemente su bolsillo, al igual que las empresas del retail, dado que la compra de televisores se ha elevado hasta en 200%, según declaraban las grandes tiendas a mediados de mayo.
En ligas menores, encontramos beneficios estacionales para los restoranes y locales afines, quienes deben satisfacer las necesidades de los que prefieren ver las transmisiones fuera de casa o de los que se ven obligados a hacerlo, debido a la jornada laboral. Así, muchos adecuan su oferta a esta demanda temporal, adaptándose a los horarios establecidos para los tres partidos fijos que jugará Chile: dos en la mañana y uno a la prometedora hora de almuerzo.
Cristián Ogalde, reflexiona en torno a esta coyuntura y asegura que hay nichos que deben ser cubiertos con creatividad. Por su parte, Luis Antonio Mardones, considera que también es una oportunidad única de desarrollar y potenciar el negocio del ejercicio físico, mediante alternativas para realizar esta práctica deportiva.
La responsabilidad del dueño de casa
Pablo Naranjo, experto en Estrategia Competitiva y Marketing Estratégico, sostiene que para sacar provecho de la alta exposición de los acontecimientos deportivos, se deben llevar a cabo inversiones en infraestructura, tanto turística como deportiva, mejorar el transporte, los servicios ofrecidos al interior de los estadios y la compra de entradas pero, sobre todo, en materia de seguridad.
El especialista explica que este contexto no sólo genera nuevas ofertas de trabajo, sino también oportunidades de formar negocios, donde la primera circunstancia suele ser provocada por el turismo.
La presencia de estos eventos aumenta la demanda potencial por servicios para deportistas profesionales y el fomento de la industria asociada al fitness. En lo primero, recordemos la necesidad del atleta chileno Tomás González, de tener un gimnasio de alto estándar para entrenar para la alta competencia. En lo segundo, surgen los requerimientos de alimentación sana, productos orgánicos y dietéticos, amén de lugares para practicar deportes, implementos, vestuario, calzado, etc.
Las comunicaciones móviles también experimentan un fuerte desarrollo, ya que los visitantes están en contacto con amigos, familiares y socios en su país de origen. Por ello, la ocasión es propicia para la aparición de nuevos servicios digitales, tales como avisos, videos en directo y juegos, entre otros.
Los positivos efectos secundarios
En cuanto al país sede, propiamente tal, un ejemplo de las grandes ganancias que generan las actividades deportivas es el Dakar, especialmente su trascendental impacto en el ámbito del turismo. Esto, porque tanto hoteles como servicios, pensando en restoranes, por ejemplo, se ven beneficiados con las visitas de turistas tanto extranjeros como chilenos, ya sea que participan o asistentes al evento, afirma Jackie Plass. En cuanto a cifras, indica que la inyección de capital en el turismo es bastante considerable: “En Chile, sólo con el Dakar en 2009, asistieron 600.000 espectadores, los que reportaron ingresos cercanos a los €4 millones. Y en lo que va de éste, ha asistido un millón, dejando ganancias cercanas a los €18 millones”.
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