Tu sueño de emprender

22 de junio de 2010

Una Lección de Esfuerzo y Experiencia


Te invitamos a conocer y comentar la historia de emprendimiento de Jorge Pacheco, buzo profesional, ex pescador artesanal y miembro de un ambicioso plan de enseñanza para el emprendimiento en Chile, que junto a su hermano es dueño de Oxxean y uno de los empresarios más influyentes de la Región de los Lagos.
Jorge Pacheco nació a fines de la década del 50 y su historia como emprendedor comienza cuando era un joven de tan sólo 13 años.
En ese entonces, su padre, un campesino de la Isla Tenglo, intentó incluirlo en las labores agrícolas para que contribuyera en su casa. Junto a su hermano Ívar, dos años mayor, solía aburrirse con el trabajo de la tierra y fue así como ambos empezaron a interesarse por la pesca, actividad que desarrollaban familiares, amigos y vecinos.

Pescador y buzo
Ívar y Jorge Pacheco pescaban especialmente durante las vacaciones del colegio y, tras dos años de aprender el oficio, llegó a Chiloé un grupo de japoneses que practicaban el buceo con equipos modernos, nunca antes vistos en los alrededores. “Nos entusiasmó mucho eso, especialmente, porque éramos buenos para nadar”, señala. Pero no era sólo eso, sumergirse implicó extraer productos de mayor valor, como peces finos que habitan en cuevas submarinas, pudiendo ganar el doble de lo logrado con la extracción de merluzas y sierras, que era lo que capturaban hasta entonces.
Fue un gran salto, asegura el menor de los hermanos Pacheco, sobre todo, porque bucear requiere de una mayor especialización, aun cuando su trabajo para extraer peces y mariscos era muy básico.

La locura de los años 80
Cuando Jorge Pacheco cumplió la mayoría de edad, con mucho esfuerzo ambos hermanos ya habían podido comprar un auto; un furgón Suzuki de aquellos que se conocían como utilitarios. Dos años después, en 1977, fundaron su propia empresa para dedicarse a la extracción de peces y mariscos. La llamaron Oxxean, porque querían un nombre exclamativo, que aludiera a “gran océano”.
Ocho años más tarde, los socios y hermanos fueron protagonistas de lo que se llamó la “fiebre del loco” y víctimas de un exceso de optimismo y pasión por ganar. Trasladaron su faena de extracción a las aguas situadas al sur de Puerto Montt, en la Región de Aysén.
“Cada temporada era más ambiciosa, partimos haciendo trabajos pequeños, aprendiendo la actividad. El primero contempló cinco buzos y reportó unos 10.000 locos. Ese año nos fue muy bien económicamente, en el extranjero había una demanda muy fuerte, por lo que las plantas procesadoras compraban muy bien los moluscos. Todo se hacía poco. Al segundo año, nos fuimos al doble y al tercero, al doble del doble”, cuenta Jorge Pacheco.
En el quinto año hicieron una “mega faena” recuerda este emprendedor, con muchas embarcaciones y cerca de 40 buzos, endeudándose alrededor de 10 veces su patrimonio. Pero no importaba porque los años anteriores demostraban que al final todo eso se pagaba. Sin embargo, en esa ocasión tenían 350.000 unidades que fueron afortunadamente fueron compradas a última hora por la empresa Multiexport.

Últimos años de pesca
Tras el susto ocurrido, decidieron cambiar el rumbo de su negocio, retornando completamente a la pesca de merluzas; actividad que por algunos meses venían combinando con la extracción de locos. Usando los conocimientos logísticos adquiridos durante cinco años en dicha actividad, los Pacheco iniciaron la siguiente década, de manera exclusiva a la captura de merluza en la misma zona donde se hallaban los moluscos. Intuían que sería un buen negocio.
No se equivocaron, cada vez se trabajó con más gente y embarcaciones en las islas de la zona de Aysén, llegando a tener más de 200 pescadores y 100 naves, lo que les permitió capturar 20 toneladas diarias de peces. No obstante, a los pocos años se produjo una baja provocada por corrientes marinas y condiciones climáticas. Fue así como la situación financiera de Oxxean empeoró, al punto de impedir el retiro del personal que permanecía en las islas trabajando para ellos.
Nace el holding Oxxean
Durante algunos años, el negocio continuó con la pesca de merluza aunque de manera más profesional, gracias a un sistema semi industrial imitado de una flota española que trabajaba en el sur de Chile. Jorge cuenta que su hermano Ívar abordó una de las naves de los europeos y, sin que nadie supiera, llevó con él una cámara de video para grabar la técnica empleada por los extranjeros (con palangre a media agua). Así lograron equipar los barcos de madera con los que contaban, e iniciaron un trabajo eficiente que a la larga los llevó a trabajar con los mismos españoles, quienes tomaron la osadía de Ívar como una simpática anécdota.
Estando en esa labor, de manera paralela iniciaron la extracción de gracilarias o pelillo y el buceo de salvataje, aprovechando la abundancia de las algas y la experiencia como buzos, respectivamente.
Así, estando abocados a tres tareas (pesca, buceo y extracción de algas) comenzó su vínculo con la salmonicultura. Las compañías del rubro se abastecían de todos los servicios, pero al crecer su eficiencia en algunas tareas bajó y ahí estuvieron Jorge e Ívar para captar su necesidad y ofrecerles un negocio. De esta forma, se convirtieron en uno de los primeros en trabajar en el traslado de smolt (salmones pequeños para engorda) y en ofrecer servicio de buceo para limpiar las redes anti lobos, con las que están cubiertas las jaulas de cultivo.

Las lecciones aprendidas
La pesca quedó atrás a medida que se transformó en un negocio lento, las tareas de salvataje submarino crecieron y empezaron a armar una marina orientada a tareas de servicio para empresas del rubro acuicultor, entre otros factores.
Aunque ya no trabajan la extracción, el rubro sigue siendo impredecible. “La actividad de mar, yo podría decir, tiene la gracia de dejar márgenes muy interesantes en un determinado tiempo, pero también hay que tener cuidado porque las caídas son muy grandes. Hay meses y años muy buenos, pero luego, descensos fuertes”, comenta Jorge. Su fórmula para mantenerse, entre otros factores, es contar con alguna capacidad de ahorro, teniendo conciencia, a la vez, de que “si eres demasiado cuidadoso terminas haciendo bastante menos; el punto de equilibrio solamente lo van dando la experiencia que llega con los años”.
Otro aspecto importante es profesionalizar. Los últimos años han trabajado fuertemente en eso, comenta Jorge. “Ha sido bueno para evitar problemas; una compañía, por chica que sea, pronto debiera contar con un par de ejecutivos que ordene las cosas, un negocio no puede andar tan artesanal debe tener su contabilidad y proyecciones”, reflexiona.
“Consulto harto, pero en los últimos años y producto de estar más maduro; también cuento más cosas en mi casa, me pasó que muchos temas que pudieron haber sido terribles para mi familia, ellos no los sabían, porque fui criado en una cultura en la que la mujer no tiene por qué enterarse de muchos temas.”, señala Pacheco.

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